Yasmany Lugo no supo apreciar todavía el valor de la medalla de plata obtenida en su primera participación olímpica tras caer 3-0 ante el armenio Artur Aleksanyan en la final de lucha grecorromana categoría de 98 kilos de los Juegos Olímpicos de Río. Quería el oro, al igual que sus compatriotas Ismael Borrero y Mijaín López.
"Me sentía muy ganador, siempre pensaba en el oro", dijo a AP tras la ceremonia de entrega de medallas, todavía con el rostro contrariado. "Siempre estuvo en mi mente que podía. Nunca pensé en la derrota".
Lugo, que aterrizó en Río con palmarés panamericano y un décimonoveno puesto en el último mundial de la disciplina, llegó a la lucha decisiva sin puntos en contra. En cuartos de final se anotó una victoria sorpresiva sobre el último campeón, el iraní Ghasem Rezaei.
"Siempre tuve la mente positiva, cuando le gané sentí que no me ganaba más nadie. El rival en mi grupo era él", apuntó Lugo, de 26 años.
Aleksanyan, actual bicampeón mundial con 24 años, "es un atleta de gran nivel, muy fuerte. Es el más estable en la división", comentó el cubano.
No pudo ser la tercera dorada para Cuba, que lidera el medallero de este deporte al que todavía le restan jornadas de acción.
"Se trabajó mucho en el colchón, en la fuerza, tenemos varios centros de entrenamiento", comentó sobre la clave del éxito cubano.
La cosecha de Cuba de preseas doradas en la lucha grecorromana empezó el domingo, cuando Borrero acentuó su condición de figura y le dio a Cuba su primera en los Juegos de Río al vencer al japonés Shinobu Ota en la división de 59 kilogramos.
Y el lunes, su compatriota López derrotó al turco Riza Kayaalp en la final de la categoría de 130 kilos e igualó a la leyenda rusa Aleksander Karelin como los únicos hombres en conquistar tres medallas olímpicas de oro consecutivas en esa disciplina.
"Me queda seguir dando lo mejor de mí en el otro ciclo olímpico", avisó Lugo, con la medalla en la mano, como si fuera demasiado peso para su cuello.