El lunes (15 de agosto) por la noche, Brasil se sorprendió cuando, el hasta entonces poco conocido Thiago Braz, conquistó la medalla de oro en salto con pértiga masculino. Al saltar los 6.03m y registrar un nuevo récord Olímpico, hecho que el atletismo brasileño no alcanzaba desde 1984, el atleta de 22 años alcanzó el mejor momento de su carrera hasta la actualidad.
Pero el éxito no fue por pura casualidad: exigió años de entrenamiento, planificación y varias competencias.
1. Acogido por sus abuelos
Thiago Braz da Silva tenía apenas tres años cuando su madre lo abandonó. El vacío de esa ausencia fue llenado por sus abuelos, quienes siempre lo incentivaron a que fuera tras de su sueño: a diferencia de otros niños de la misma edad, ser atleta de salto con pértiga era su obsesión, luego de haber incursionado en el baloncesto. "Fueron como mis padres, les debo todo", comenta el atleta.
2. Enfoque en la familia
Lejos de cualquier tipo de diversión, el nuevo campeón Olímpico de salto con pértiga se casó con apenas 21 años. Su mujer, Ana Paula de Oliveira, es atleta de salto de altura y su escudera fiel. Cuando Thiago se lesionó el puño en 2014 al caer fuera del colchón en Diamond League, en Lausana (Suiza), fue ella quien le brindó un apoyo decisivo. El saltador tuvo que someterse a una cirugía y una larga recuperación. Perdió la temporada, pero no el año: caminó al altar en Marilia, su ciudad natal, en diciembre de ese año. Poco después, la pareja armó las maletas y partió rumbo a Europa.
3. Enfoque en Dios
Thiago siempre cita a Dios en sus entrevistas, pero prefiere que no se lo tilde de religioso. "No me gusta [que se me tilde de religioso] porque no predicaría en nombre de instituciones”, aclara antes de todo. “Creo en mi Dios, en el Dios de ustedes. Para mí, él es el centro de todo", les comenta a los periodistas en la zona mixta luego de la conquista. “Antes de la prueba, fui a hablar con mi pastor y me dijo: ‘Dios le va a permitir que sea campeón’. Entonces, cuando ya tenía asegurada la medalla de plata pensé: '¿Podré llegar a ser campeón? Creo que lo voy a intentar'. Y gané”.
4. Enfoque en el trabajo
La ciudad de Formia, Italia, queda a 100 km al sur de la capital Roma. Allí existe uno de los mejores centros de entrenamiento de atletismo del mundo cuyo director es el ucraniano Vitaly Petrov. El atleta siguió un régimen de estricta concentración para mejorar los resultados ya obtenidos: la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud (Singapur 2010) y el oro en el Mundial Sub-20 (Barcelona 2012). Además de enfocarse en los entrenamientos, también se centró en el estudio: ya concedía entrevistas en inglés y en italiano.
5. Entrenado por el mejor
Al mudarse a Italia, Thiago comenzó a ser entrenado por el ucraniano Vitaly Petrov, considerado como una de las leyendas de salto con pértiga del mundo. Petrov es uno de los mentores de quien ostenta hoy en día el récord mundial en la disciplina, el ucraniano Serguei Bubka, y también guió la carrera de la rusa Yelena Isinbayeva, la actual poseedora del récord mundial entre las mujeres.
6. La caída…
No bastó haber tenido que someterse a una delicada cirugía justo en el momento en que obtenía los mejores resultados de su carrera. Braz sufrió además su primera caída a causa de los nervios en los Juegos Panamericanos de Toronto, el año pasado. Erró todos los saltos y no logró obtener ninguna medalla. Aprendió con la frustración.
7. …y el auge en los momentos correctos
"Con mi entrenador venimos trabajando en eso desde hace mucho tiempo. Me ha preparado para saltar en más condiciones para que pueda vencer las barreras. Todo lo que planificó dio frutos y hoy soy campeón", contó luego del suceso sin precedentes en Brasil, precisamente en los Juegos Olímpicos de Río 2016. La culminación perfecta.
8. El factor de local a su favor
El rendimiento de Thiago Braz en el Estadio Olímpico, en la gran final, encendió a la hinchada. Conforme pasaban los percusionistas y el atleta iba superando e incrementando la altura del listón, los brasileños se dieron cuenta de que llegaba la medalla. Y estaban exaltados. Él supo canalizar muy bien toda esa energía a su favor.
9. El salto: 6.03m
Cuando vio que el francés Renaud Lavillenie se quedó en los 5.98m, Petrov le señaló a Thiago que había llegado el momento. Tenía que superar su gran desafío profesional, pasarle toda la presión a su rival y saltar por encima de los 6 m por primera vez en su vida. El listón estaba en los 6.03 m, y su salto fue simplemente perfecto. Incrementó en 11 cm su mejor marca al aire libre. “Es algo que esperaba hace mucho tiempo, hace tres competencias que tratábamos de batir el récord de los 6m y hoy, en los Juegos Olímpicos, creo que fue incluso mucho más intenso y más sorprendente de lo que esperaba”, confesó el atleta.
10. El rival correcto en el momento correcto
El actual campeón Olímpico y campeón del mundo, el francés Renaud Lavillenie, terminó siendo la cereza del croissant, es decir, del postre de una carrera extensamente planificada. Fue para no dejar dudas. Ya hacía algún tiempo que el francés había dejado de hablarle al brasileño, algo que aún no entiende. "Hace un año, un año y medio que ya no me habla", explica. "Desde que cambié de entrenador, algo pasó. Ni siquiera sé qué fue", comenta. Si Lavillenie no quiere charlar con Thiago, el norteamericano Sam Hendricks, medallista de bronce, le dio un abrzo fuerte luego de que el brasileño superara los seis metros. "Es muy agradable, me cae muy bien", comentó.