RIO DE JANEIRO (AP) -- Un récord mundial. Victorias agridulces para un venezolano y una refugiada siria. Drama en la piscina.
La sesión matutina de la jornada inaugural de la natación olímpica deparó emociones al por mayor, incluido un récord mundial en los 100 metros estilo pecho, en los que el británico Adam Peaty cronometró 57.55 segundos y mejoró en 47 centésimas la marca que él mismo había fijado en abril del año pasado.
"57.5 no está nada mal", declaró Peaty. "Son mis primeros Juegos Olímpicos y estoy muy emocionado".
Cuando se le mencionó que no es normal que caigan récords mundiales en las preliminares, dijo que "en la sala de espera ni siquiera estaba ansioso. Pero en los primeros 50 metros me di cuenta de que iba rápido y aceleré".
Peaty correrá las semifinales por la noche.
La campeona olímpica de los 400 metros combinados Ye Shiwen, de China, mientras tanto, llegó séptima en su eliminatoria y no se clasificó a la final.
La siria Yusra Mardini, que vive en Alemania y compite con el equipo de refugiados, festejó una victoria en su eliminatoria en los 100 pecho, pero su tiempo no le alcanzó para avanzar a las semifinales. Quedó 41ra con un registro de 1.09.21 minutos.
Mardini, de 18 años, dijo que fue "increíble codearse con los grandes nadadores".
"Estoy compitiendo de nuevo desde hace dos años y recién recuperando mi nivel", agregó.
Lo mismo le pasó al venezolano Cristian Quintero, quien vino de atrás para ganar su eliminatoria de los 400 pecho en una emocionante carrera, superando sobre la meta al tunecino Ahmed Mathlouthi.
"Ni vaina", dijo Quinteros cuando se le preguntó si su registro de 3.50.84 le daba esperanzas de avanzar a la final. Agregó que, a pesar del triunfo, no había hecho una buena carrera y ni siquiera había mejorado su marca personal.
El venezolano sabía de lo que hablaba. Quedó 33ro y solo los primeros 16 avanzan.
"Comencé lento. Debí rematar antes", expresó.
Quintero todavía debe correr los 200 pecho, su especialidad, y dijo que esta carrera le sirvió para "romper el hielo".
La nota dramática la puso el español Miguel Durán al creer que sería descalificado por una salida en falso en los 400 libre. Durán hizo tremenda escena, golpeando el agua, agarrándose la cabeza, como si llorase, y quedándose pensativo a un costado de la piscina.
Cuando se encaminaba a la salida, los jueces le dijeron que no lo habían descalificado, por considerar que su salida en falso había sido inducida por un movimiento de un rival.
Durán corrió y llegó último, con un tiempo cinco segundos por encima de su mejor registro.
"Estaba muy nervioso" tras el incidente, explicó. "Mi concentración no estaba donde tenía que estar".